lunes, 1 de marzo de 2010

LA LLAMADA

Colocó su sombrero en el perchero, como todas las mañanas y apuró, antes de sentarse, la última calada de su cigarrillo.

En ese momento suena el teléfono, quién podrá ser, es demasiado temprano, había llegado una hora antes a la oficina porque tenía trabajo atrasado.

- Si dígame.

-Por favor, podría hablar con Don Sebastián Espinoza.

-Sí soy yo, con quién tengo el placer de hablar.

-Mi nombre es lo de menos, lo llamo para avisarle.

- ¿Avisarme? ¿de qué? esto ¿qué es? ¿una broma?

-No señor, ninguna, y más le vale que no lo crea así porque de este aviso depende su vida.

- ¡Bueno, lo qué me faltaba! lo parece qué es demasiado temprano para este tipo de bromas?

-Le repito que no es ninguna broma, en 1 hora usted recibirá una llamada, contéstela y siga las instrucciones que le dan.

- ¡Oiga!.... ¡oiga! .....

Pero ya era tarde, había colgado.


No se lo podía creer, será una broma, qué querría decir, ¿mi vida?. Más de 20 minutos estuvo intentando convencerse que no era nada, sin embargo, se encontraba inquieto, al fin decidió ponerse a terminar los informes contables que desde hacía varias semanas descansaban sobre su mesa, por lo menos así pensaré en otra cosa, masculló.

Entre balances, debe, haber, amortizaciones se había quedado absorto olvidando el desgraciado incidente de la mañana, pero en ese momento, sonó el teléfono, dio un salto en su silla, su corazón bombeaba a mil por hora, empezó a sudar, a marearse, no lo voy a coger se dijo, si no contesto no pasará nada pese a que el rinrineo del teléfono lo estaba volviendo loco

Pero no tuvo voluntad suficiente, y si fuera el jefe, o mi mujer, esta mañana tenía médico con la niña, así que se armó de valor y descolgó el auricular.

La voz, no era la misma, una voz profunda y rasgada, no salía de su asombro, cuanto más hablaba, más blaco se iba poniendo su rostro, acababa de encerder otro tabaco que se caía lentamente de su boca, como a cámara lenta, asombrado, asustado, se había quedado petrificado en su silla, sin saber qué decir, no podía articular palabra y llegó a pensar que había dejado de respirar. Colgó, se levantó, fue hacía la puerta,olvidó coger su sombrero y abrigo y sin cambiar la expersión de su cara, salió de su oficina.

Atravesó todo el pasillo hasta llegar al ascensor, entró, se cerró la puerta y esa fue la última vez que lo vieron.

4 comentarios:

  1. Jo! y se puede saber que le pasó? ahora me intriga saber que es de la vida de ese personaje,así que ya puedes ir escribiendo la continuación, jeje.

    besitos

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  2. jejejeje!!! graciass!! vamos a ver que se me ocurre..jajajaj!!
    besitos

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  3. Noooo!!!!quiero en breves momentos leer el desenlace!!no me puedes dejar así!!!


    Besos

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  4. En la vida a veces es mejor ser fuerte y no descolgar el teléfono .........

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