
Su escote, proporcionalmente inverso al largo de su falda, uno aumentaba..el otro encogía.
Sola , desde el final del bar, donde pasaba cada noche con la creencia y esperanza de volver a casa alguno de aquellos "caballeros".
Nunca sucedía, sola y cabizbaja, borracha, dando tumbos y con los tacones en la mano regresaba a casa.
Esa noche fue diferente, volvió acompañada de algún espécimen del cual, a la mañana siguiente no recadaría su cara pero sí su hediondo olor.
Cuantas noches han sido así y cuantas veces se repite uno "nunca más"
ResponderEliminarY al proximo día vuielves a prometer que no volverás a caer, pero mientras la oscuridad llega, la garganta te pide esa copa, dices, bueno, solo una, y cuando quieres parar ya has traspasado la línea.
ResponderEliminarEnhorabuena por el post
GRACIAS PORQUE CON VUESTROS COMENTARIOS HACEIS QUE ESTE BLOG SE ENRIQUEZCA CADA DIA MAS!!
ResponderEliminarjajaj me rio porque quitando lo de que llegaba esa noche con un especimen,me has recordado que yo llegaba a casa con los tacones en la mano...pero shhhhhhhh no se lo digas a nadie,era para que mi madre no se diera cuenta que llegaba tarde shhhhhhhhh
ResponderEliminarYo espero que el olor sea por lo que sucedió en la noche cuando llegó a la casa y no que ya vino con el desde el bar. dime que ha sido asi,por faaaaaaaaaa!!!
ResponderEliminarlo que dice tom, el jurado nunca mas es lo que mas duele... se sabe de sobras que se volvera a repetir
ResponderEliminarmuy bien descrito
Yo mejor no pienses en el olor!!!jajajjajaja...esperemos q la pobre, más q sea, quedara satisfecha...aunq lo dudo...
ResponderEliminarSaludos de la chica.