jueves, 2 de septiembre de 2010

Hacia Dónde?



Se sentaban uno al lado del otro, en unas viejas banquetas de
madera descoloridas por el uso y el paso del tiempo.
Se sentaban cada día
durante horas y siempre, tras más de treinta años, aun tenían cosas que
contarse, cosas de las que reírse y secretos que confesarse.
Sentados se cogían sus arrugadas manos y sus ojos pese a las cataratas, pese a la miopía y al astigmatismo brillaban.
Pero un día cualquiera una de las viejas sillas quedó vacía, la otra envidiosa consiguió empatar al poco tiempo.
El patio donde habitaban se lleno de ramas secas, humedeció y
desapareció.
De pronto, sin darnos cuenta, dejamos de ser, existir.

3 comentarios:

  1. es asi... que se le va a hacer, por eso hay que sentarse a disfrutar de los compañeros de silla un dia y otro

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  2. Pero aunque ya no estén fisícamente uno al lado del otro, se mantienen unidos por el recuerdo y los momentos vivídos

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