lunes, 6 de septiembre de 2010

Muerto de hambre...


Era la hora de parar.
Encontró no hace mucho, un pequeño saco vacío que se dedicó a llenar de afectos, interés, cariño, estima, aprecio, cordialidad, apego, ternura, amor, pasión…
Un saco que fue llenando de tesoros, ella le dio todo lo que él deseaba sin pedir nada a cambio…sin recibir nada a cambio
El saco tragaba todo lo que ella le echaba, cada vez con más apetito y con ansia voraz solicitaba más comida.
Saco egoísta y egocéntrico, codicioso, avaro...quería cada vez más...más...más...sabiendo que ella no podía parar de darle todo lo que él le reclamaba.


Era la hora de parar.


No lo pensó, ni siquiera imaginó que pasaría, no lo intuyó...pero se rompió, no cabía nada más, ella se liberó y él volvió a estar vacío

2 comentarios:

  1. Lamentablemente, no existen los sacos sin fondos... Ni tampoco fuentes inacabables...

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. Ni tampoco sacos llenos de solo cosas buenas, o malas...

    ResponderEliminar