
Desde el final de la cafetería,justo en una esquina, él la miraba, se había fijado en ella desde que cruzó la puerta y sonrió al camarero dándole los buenos días.
Se fijó en como rodó su silla, se sentó, cogió una servilleta y limpió la mesa.
Se fijó en como hablaba cuando, de pronto, le sonó el teléfono y al mismo tiempo ondulaba un mechón de su pelo con su dedo índice.
Se fijó en como revolvía su café, en como después del primer buche se llevo las manos a la boca, se había quemado.
No podía quitarle la vista de encima, había algo en ella que le atraía y mucho, pensó en ir a hablarle pero la vergüenza le pudo, qué podría decirle, ¿me levanto? ¡vamos! ¡solo son unos pasos!
No entendía lo que le estaba pasando, sentía la necesidad horrible de ir hacia a ella, y al mismo tiempo estaba paralizado, le palpitaba el corazón con tanta fuerza que le costaba pensar.
Al final, cabizbajo, la vio como pagaba el café y se despedía amablemente del camarero.
A partir de ese día visitaba el mismo bar a la misma hora con la esperanza de volver a verla, fue inútil.
"hay trenes que solo pasan una vez en la vida"
Uyy eso de los cafés me suena y me trae tan bonitos recuerdossssssssssss.
ResponderEliminarun saludo